sábado, 3 de noviembre de 2012

Reunión del Equipo Nacional en Argentina


31 OCTUBRE 2012

ECO RACO
Fuimos llegando poco a poco, hasta completar el número correcto… para la realización de la reunión del Equipo Nacional, con muchas expectativas y con el gozo de encontrarnos   en Familia, los días 18-19-20 de Agosto en Raco, Tucumán.
Iniciamos, conociendo, valorando y agradeciendo a nuestras Hermanas Mayores, que en el 1913 fundaron la UNER en estas tierras argentinas… nos removió descubrir a esas mujeres tan intrépidas, valientes y apasionadas que dieron todo por el todo a Jesús para  darle y buscarle compañía. Por la tarde, expusimos el  PASADO  reciente de la UNER en nuestras Provincias y por la noche nos divertimos en la Fiesta Retro, donde nos reímos de las anécdotas que hemos vivido juntos en otros momentos.
El domingo por la mañana nos recreamos en el HOY de la Obra en sus distintas ramas, ayudados por una ingeniosa dinámica, haciendo paralelo de las Olimpiadas y la FER; resultó interesantísima…. y culminamos sellando nuestra alianza con Jesús.
La tarde se inició con los Reporteros de Sueños….. donde se desplegó la imaginación para la Celebración de nuestros 100 Años en Argentina….  Las fotografías no pararon, ya que de reportajes en papel periódico, llegamos hasta  la televisión, con unos espectaculares  titulares  periodísticos. La acertada participación de P. Henry Ventura (miembro de la FER) nos permitió entrar en el contexto eclesial mundial y latinoamericano. Así, que terminamos el día con “manos a la obra”, proyectando el FUTURO,  con acciones olvidadas,  entusiasmos dormidos y que retomamos el lunes por la mañana, hasta  bosquejar la Asamblea y Celebración Centenaria de la UNER en Argentina.
¡Cuántos aportes! ¡cuánta vida! ¡cuánta ilusión! Y  todo ello surgió, de nuestro encuentro con Jesús a través de Laudes, Vísperas, Hora Santa, Celebración Eucarística que tuvimos  todos los días,  acompañados del P. Henry; al que agradecemos su compañía y  aportes tan valiosos.
Ponemos en las manos de María  nuestros anhelos profundos de celebrar agradecidos, vivir  ilusionados y proyectar con esperanza la Obra que el Beato Manuel González nos legó en Argentina y en todo el mundo.
Equipo de Redacción
Argentina

Partícula para eucaristizarnos – Noviembre 2012 1 NOVIEMBRE 201


«¿Habéis visto cómo preferimos de ordinario arrepentirnos y lamentarnos del mal que otros hacen a arrepentirnos del que nosotros hemos hecho? ¿No os parece sospechoso, por lo menos, ese arrepentimiento?» (En busca del Escondido, 7ª ed., p. 65).


«El padre Isaac fue un día a un cenobio; vio pecar a un hermano y lo condenó. Cuando salió al desierto, un ángel del Señor se detuvo ante la puerta de su celda y le dijo: “¡No te dejo entrar!”. “¿Por qué?”, dijo él. El ángel le respondió: “Dios me ha enviado a preguntarte: ¿Adónde ordenas que eche al hermano caído al que tú has juzgado?”. Inmediatamente Isaac se postró y dijo: “¡He pecado, perdóname!”. Le dijo el ángel: “Dios te ha perdonado; pero, de ahora en adelante, abstente de juzgar a alguien antes de que lo haya hecho Dios» (Apotegmas de los Padres del desierto).
«El fariseo decía: Te doy gracias porque no soy como ese publicano…»  (Lc 18,11).
Aun hoy día, entre nosotros, decir a una persona farisea es llamarle hipócrita y mentirosa, por eso nadie quiere llamarse así, pero esto no significa que este tipo de personas, como tales, hayan desaparecido.
El fariseo de hoy y de ayer siempre es el mismo. Una persona satisfecha de sí misma y de lo que vale, tan creída de que es poseedora de la verdad que en ella se apoya para juzgar y condenar, para reclamar el arrepentimiento, para exigir el cambio en los demás.
El fariseo no espera nada de Dios, ni tiene nada que pedirle, no necesita nada de Él, solo hace ostentación de su crédito ante Dios y de su desprecio por los demás. Todo lo hace bien.
Son personas que no se arrepienten de nada, ni creen que tienen que corregirse y su dedo siempre está acusando a los demás. Estas personas decepcionan a Dios, no pueden conocer su mirada compasiva.
Jesús pone un ejemplo de la vida para explicarlo «No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos», o sea, quien se considera enfermo acude al médico. No necesita acudir a Dios para pedir perdón quien en su fondo se considera bueno.
Posiblemente el mal más grande de nuestra sociedad es que queremos cambiar las cosas, lograr un mundo más habitable, pero sin cambiar nosotros, y somos incautos si, verdaderamente, creemos que se puede transformar lo demás si no empezamos nosotros por cambiar.
También los creyentes, los que pertenecemos a un grupo eucarístico, podemos correr el riesgo de creer que no somos «como los demás».
Por eso «necesitamos humildad para reconocer nuestros límites, nuestros errores y nuestras omisiones, a fin de poder formar verdaderamente un solo corazón y una sola alma» (Benedicto XVI, Homilía, 24/10/2010).
Esta es la persona que se considera necesitada de arrepentimiento, que no se deja arrastrar por la ilusión de la inocencia personal y la actitud de condenar a los demás. El verdadero seguidor de Jesús sabe y cree en la compasión de Dios para sí mismo y para los demás.
D. Manuel González, «al recorrer los pueblos de su diócesis y al perderse por el laberinto enmarañado de aquellas callejuelas de los barrios bajos de Málaga, se escapaba de sus labios el mismo lamento de Jesús “Me da pena este pueblo”… Como no supimos amarlo aprendió a odiar, si se apartó de Dios fue porque le faltaron pastores» (El Obispo del Sagrario Abandonado, 6ª ed., pp. 246, 250).
Hna. Mª Leonor Mediavilla, m.e.n.

viernes, 12 de octubre de 2012

SIGNIFICADO DEL LOGO PARA ESTE AÑO DE LA FE


INICIAMOS EL AÑO DE LA FE!

¡El Año de la Fe! 
 


"Quiero anunciar en esta Celebración Eucarística que he decidido convocar un «Año de la Fe» que ilustraré con una carta apostólica especial. Este Año de la Fe comenzará el 11 de octubre de 2012, en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey del Universo. Será un momento de gracia y de compromiso por una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo" (Homilía de Benedicto XVI en la santa Misa para la nueva evangelización, 16 octubre 2011).

Con estas palabras, el Santo Padre ha convocado a toda la Iglesia a movilizarse a favor de la gran empresa de la fe en nuestro tiempo.

Objetivos del Año de la fe

¿Qué sentido da el Papa a este Año de la fe? ¿Qué objetivos pretende con él? Pienso que la respuesta la hallaremos en los dos documentos con los que fueron convocados los dos años de la fe después del Concilio Vaticano II: el de Pablo VI (1967) y ahora el de Benedicto XVI:

1) "Para confirmar nuestra fe rectamente expresada" (Pablo VI), "redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada" (Benedicto XVI).

2) "Para promover el estudio de las enseñanzas del Concilio Vaticano II" (Pablo VI), "con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza" (Benedicto XVI).

3) "Para sostener los esfuerzos de los católicos que buscan profundizar las verdades de la fe" (Pablo VI); "intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo" (Benedicto XVI).

A estos fines comunes a los dos Papas, Benedicto XVI añade, fijándose en las circunstancias actuales, algunos más:

1) "Invitar a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador
del mundo".

2) "Comprometerse a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe".

3) "Suscitar en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza".

4) "Comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios".

Este último objetivo es el que más recalca el Papa Ratzinger. Le interesa subrayar la inseparabilidad del acto con el que se cree y de los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento:

  • El acto de fe sin contenidos nos conduce a la total subjetivación de la fe.
  • Los contenidos, sin el asentimiento de la fe, instruyen nuestra mente, pero no nos unen a Dios ni son capaces de transformar nuestra vida, de convertirla al Dios vivo. Sólo si la profesión de fe desemboca en confesión del corazón podemos hablar de una fe madura, bien formada, capaz de producir frutos en los demás.

    Libro privilegiado del Año de la fe

    El año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados en el Catecismo de la Iglesia Católica (Porta fidei, no. 11).

    Si de lo que se trata es de reavivar e infundir una nueva linfa a la fe de los creyentes en Cristo, el Catecismo es el camino seguro para conseguirlo. En él se resume y expresa la fe de toda la Iglesia desde sus orígenes hasta nuestros días. En él hallamos:
  • la fe que profesamos (credo) 
  • la fe que celebramos (liturgia)
  • la fe que vivimos (moral) 
  • la fe que rezamos (oración)

    En nuestro tiempo, en el que los contenidos objetivos de la fe cristiana son muchas veces devaluados, sometidos a crítica destructiva, preteridos, ha llegado el momento de apuntar el zoom sobre la fe en toda su riqueza de doctrina, fruto de veinte siglos de reflexión y de vida.

    Benedicto XVI propone el Catecismo, en este Año de la Fe, "como un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural" (Porta fidei, no. 12).

    En la sociedad en que vivimos se entrecruzan los cristianos con hermanos en la fe, que ahora son indiferentes y viven al margen de ella; con hombres y mujeres de otras religiones, o que no son creyentes, aunque busquen sinceramente y de corazón la verdad. En este año de la fe, es importante para todos tomar en las manos el Catecismo de la Iglesia Católica, leerlo, reflexionarlo, dejar que la verdad y belleza de la fe que en él se expresa echen raíces en el corazón y florezcan en frutos de luz, de conversión y renovación, de gozo y de paz. A los no creyentes la lectura del Catecismo puede constituir una llamada amorosa de Dios.

    El poder de la fe

    El papa Benedicto XVI, hace el elogio de la fe en una hermosa y significativa página del Motu proprio Porta fidei, un elogio que pone de manifiesto el poder de la feprimero la Virgen María, los apóstoles, discípulos, mártires,hombres y mujeres a lo largo de la historia han dado su vida para acercar a todos a Cristo.

    Los últimos somos los cristianos de hoy: "nosotros". las palabras del Papa son a la vez constatación, exhortación, estímulo, proyección del futuro; "también nosotros vivimos por la fe: para el reconocimiento vivo del Señor Jesús, presente en nuestras vidas y en la historia", que la fe sea "compañera de vida", "compromiso a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo".

    Que este Año de la Fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, pues sólo en Él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero.
  • Catholic.net - ¡El Año de la Fe!

    Catholic.net - ¡El Año de la Fe!

    sábado, 6 de octubre de 2012

    ¿Qué es la UNER?



    UNIÓN 
    Llamados a vivir el Ideal eucarístico reparador se integran, según su condición y estado, en distintas ramas que forman una misma familia para ser testigos de Jesucristo en su vida eucarística, e instrumento de comunión.

    EUCARÍSTICA 
    Conscientes de que la Eucaristía es la máxima donación de la vida trinitaria, sacramento del amor, creadora de comunión y entrega a Dios y a los hermanos.

    REPARADORA
    El carisma de esta obra es impulso y ayuda para acoger, vivir, contagiar y proclamar la vida que brota de la eucaristía. Porque el don que el Padre nos hace en Jesucristo Eucaristía no es acogido por todos ni ocupa el centro de la vida de muchos cristianos, queremos "hacer de la Comunión y Misa diarias, del trato e imitación de Jesús Sacramentado, principio y alimento de la vida y acción".



    sábado, 15 de septiembre de 2012

    Partícula para eucaristizarnos. Septiembre 2012


    Partícula para eucaristizarnos. Septiembre 2012

    2 SEPTIEMBRE 2012

    El cuadro de Rembrandt

    «La compañía de compasión es la que hace mirar, hablar, oír, pedir, recibir, confiar, sentir y amar como y con Jesús Eucaristía» 
    El abandono de los Sagrarios acompañados, 8ª ed., p. 152

    En el cuadro pintado por Rembrandt sobre la parábola del hijo pródigo, se resalta con claridad la diferencia entre la figura acogedora y compasiva del Padre y la fría distancia de un personaje que está de perfil observando la escena. Es el hermano mayor que manifiesta una actitud de resentimiento y rechazo a la comprensión y acogida del Padre hacia su hermano menor que ha vuelto.
    No nos resulta difícil afirmar que en la vida real se dan también estas reacciones. Cuando una persona se la considera culpable de algo, de forma instintiva, se toma una actitud de distancia y de rechazo hacía ella. Pero esto no solo sucede a cualquier persona sino que, a veces, también a nosotros los cristianos nos cuesta «usar de misericordia» cuando nos encontramos ante estas situaciones.
    Precisamente la característica que más manifiesta Jesús en el Evangelio es la acogida a los más pobres y pecadores. Y lo más asombroso es que Él reprueba el mal y el pecado pero, a la vez, acoge a los pecadores.
    En la Eucaristía «Jesús dice y hace lo mismo que hizo y dijo en el Evangelio», es el amor compasivo. Quiere acercarse a los hombres como Padre y como amigo.
    Ese amor compasivo de Jesús no es conocido. Muchas veces se nos ha presentado la imagen de un Dios que hay que temer, no un Dios que nos ama. Por eso, es necesario que haya mensajeros de la misericordia y la compasión de Dios manifestado en la Eucaristía.
    Pues, «¿cómo van a creerlo si no han oído hablar de Él? Y ¿cómo van a oír hablar de Él si nadie lo anuncia?» (Rm 10,14). En esto consiste nuestra llamada y nuestro envío, anunciar al mundo a Jesús vivo en la Eucaristía misericordioso y compasivo.
    «En la Eucaristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana. Nace así, en torno al Misterio eucarístico, el servicio de la caridad para con el prójimo» (Sacramentum caritatis, 88).
    Hemos escuchado muchas veces que las palabras son creíbles cuando se garantizan con la vida, de lo contrario nada afectarán por muy apropiadas que estas sean.
    Nosotros hemos sido llamados a vivir al estilo de Jesús Eucaristía, ¿qué sabemos decir de la misericordia de Jesús Eucaristía con nuestra forma de vivir? ¿de qué manera vivimos su «modo» de compasión en la vida ordinaria?
    Reaccionar con misericordia, despertar a la compasión, es dar a la Iglesia un rostro más parecido al de Jesús.
    «El Bto. Manuel González se acercará a ese pueblo, lo amará con toda la locura de un corazón enamorado del pobrísimo Jesús, sus manos estarán siempre derramando consuelos, sus limosnas remediarán males, él visitará a los enfermos, acariciará a los niños, y con la sencillez de un hermano se mezclará entre los pobres, para compadecer sus miserias y aliviarlas en la medida de sus fuerzas» (J. Campos Giles, El Obispo del Sagrario abandonado, 6ª ed., p. 246).
    Hna. Mª Leonor Mediavilla, m.e.n.